Sobrepeso, obesidad y COVID-19
Aumento en formas de malnutrición durante la pandemia y acciones poblacionales para su prevención
Posted on
December 10, 2020
Por: Mónica Mazariegos, PhD
Proyecto SALURBAL
Anteriormente discutimos sobre el riesgo que existe en el aumento de todas las formas de la malnutrición durante la crisis sanitaria por COVID-19. La pandemia ha afectado los medios de vida y los sistemas alimentarios. Resultados de estas disrupciones se ven reflejados en cambios importantes en la disponibilidad, acceso y consumo de alimentos y en el deterioro de la calidad de las dietas. La reducción o pérdida de ingresos económicos afecta la calidad de las dietas, ya que las personas antes de reducir la cantidad de alimentos disminuyen la calidad de los mismos sustituyendo alimentos de buena calidad nutricional por aquellos de más bajo costo y menos nutritivos. Las dietas de mala calidad están asociadas tanto al exceso de peso como con la inseguridad alimentaria y nutricional.
Desde antes de la crisis sanitaria por COVID-19, vivíamos en un ambiente obesogénico el cual promueve la ganancia de peso y el deterioro de la calidad de la dieta. Sin embargo, este ambiente se ha exacerbado durante la pandemia, incrementando aún más los factores de riesgo para el desarrollo de sobrepeso y obesidad. Por ejemplo, la industria de alimentos ha aumentado la oferta de productos listos para consumo, las estrategias agresivas de mercadeo las cuales han apelado a la unión familiar, la satisfacción de antojos, y la “seguridad” de sus productos. También, se han ampliado los canales para la compra (sitios Web, aplicaciones móviles) y distribución (entregas a domicilio en horarios amplificados) de sus productos.
Otro ejemplo es la agresiva comercialización de los sucedáneos de la leche materna durante la pandemia. La OMS y el UNICEF hicieron un llamado a los gobiernos a fortalecer urgentemente la legislación relativa al Código Internacional de Sucedáneos de la Leche Materna durante la pandemia y a no solicitar ni aceptar donaciones de los mismos en situaciones de emergencia. Las prácticas agresivas de comercialización de los sucedáneos de leche materna pueden minar los esfuerzos para optimizar las prácticas de lactancia, lo cual puede tener implicaciones graves a la salud ya que la lactancia materna tiene el potencial de atender la doble carga de la malnutrición.
Un estudio reciente muestra como la industria de alimentos y bebidas están socavando los esfuerzos para la prevención del sobrepeso y la obesidad y documenta las principales actividades que han estado implementado durante la pandemia. Una de estas actividades es la donación de productos y bebidas ultraprocesadas (bebidas azucaradas, sopas instantáneas, galletas, etc.) a poblaciones vulnerables sugiriendo que son productos esenciales, cuando no son alimentos con un buen aporte nutricional. La industria también realzó su papel como actor esencial en el sistema alimentario al destacar su compromiso con una distribución ininterrumpida.
Crédito de la imagen: Alfa Editores
La epidemia de COVID-19 ha evidenciado la urgente necesidad de garantizar sistemas alimentarios que promuevan y permitan el acceso de toda la población a una alimentación no solo suficiente, sino saludable y que faciliten la adopción de decisiones alimentarias sanas. Para mejorar el entorno alimentario y apoyar el comportamiento del consumidor (en relación a la toma de decisiones, compra y consumo) durante este momento crítico y poder afrontar futuras crisis sanitarias con una población más saludable, la implementación de políticas alimentarias como el etiquetado frontal de advertencia, las políticas de alimentación escolar saludable, las restricciones a la comercialización de los sucedáneos de la leche materna y productos ultraprocesados y los impuestos sobre las bebidas azucaradas son indispensables.